Leer esta saga es para mí lo más parecido a hacer algo que sabes que no te sienta bien, pero que no puedes dejar de hacer, como un atracón de comida grasienta de noche que luego lamentas a las 3 de la mañana pero, caramba, qué rico estaba en su momento.

Porque joder si es dura de leer. Las tramas que rodean a Edward resultan vomitivas, en este libro aún más que en el primero, las de Hugh y Sybil son dolorosísimas y de Rupert, Clary y Zoë mejor ya ni hablo.

Lo que decía: es una historia que no puedes parar de leer aún a costa de tu salud mental, porque esta es una saga familiar de personajes sufrientes que, para bien o para mal, te arrastran con ellos. En este momento de mi vida, diría que más para mal que para bien, así que ya continuaré cuando me vea con fuerzas.