Un clásico que inspiró y fue inspirado por el espíritu de finales de los 80 y principios de los 90, y que lanzó un montón de obras de similar estilo, además de la película, claro.

Destacable es la pasión pura y sin adulterar que destila la obra. O'Barr estaba en un momento muy malo, la historia refleja una pérdida personal y se nota. El dibujo oscila como un sueño de un detalle preciosista a manchas de tinta, y bueno, los diálogos son de una intensidad y una afectación que quizá hoy nos resulten demasiado intensitas, pero que de nuevo transportan a un tiempo diferente.

Yo creo que ha envejecido muy bien, y merece de sobras revisitarse.