Este es uno de esos libros que me causan sentimientos encontrados.

Por un lado me gustó mucho la prosa de García Márquez, sus descripciones de sentimientos lugares, sabores, aromas, plantas y paisajes son magníficas. La edición ilustrada de editorial Diana lo hace de colección.

También me gusta la manera de relatar el amor que se forma con el tiempo y la intimidad de matrimonio y también que se aborda el amor en la etapa de la vejez, ambos temas muy bien desarrollados y desde luego son parte de la enorme fama de este libro

Sin embargo no puedo evitar comentar que ante mis ojos la obra desmerece porque romantiza conductas que considero absolutamente reprobables como la violación y la pedofilia, el autor escribe tan bien que es fácil pasar de largo historias como la de la criada violada y callada con la compra de una casa, Leona también abusada y “prendada” de su agresor y el triste desenlace de América Vicuña, una niña de 12 años seducida por un hombre 50 años mayor que ella, cuyo final no me horrorizó tanto como las descripciones de sus encuentros y la terrible indiferencia, con la que el abusador sigue su vida en “búsqueda del verdadero amor”.

Evidentemente la obra debe leerse en su contexto y como ficción. Mi objetivo no es hacer una crítica literaria a la obra, ni al autor. Como siempre les comparto mis impresiones sinceras y en esta ocasión mis preocupaciones de cómo una obra puede influir en sus lectores al “normalizar” conductas que dañan tanto a nuestras comunidades en general y las niñas y mujeres en particular, se los digo desde la experiencia.

Para cada libro hay un lector y si bien yo no recomiendo este libro, no dudo de su valor literario y respeto a todas las personas a las que les parece una obra obra digna de estar entre sus favoritas.