La primera vez que leí este libro tenía como 13 o 14 años. Mi padre me dejó una copia a la que le faltaban las cubiertas y con algunas páginas rotas. Me explicó que cuando era estudiante había tenido una infestación de ratones en su piso y se le habían echado a perder varios libros, pero este lo había guardado porque era su preferido.

(Siendo justos, la edición de mi padre incluye Cronopios y Bestiario, y su cuento favorito es Carta a una Señorita en París, que pertenece a Bestiario, pero eso no viene al caso ahora.)

La cuestión es que desde aquella primera vez, debo de haber leído este libro unas diez veces fácilmente; sin contar las veces que me he tropezado con fragmentos en revistas o libros de texto. Y siempre me gusta. Mi historia favorita es la de Propiedades de un Sillón, seguida muy de cerca por Correos y Telecomunicaciones. Pero en general, todas las historias de este libro me hacen feliz, que es la característica principal de un buen libro. Así que pienso seguir releyéndolo muchas veces más.