Sinceramente no tenía grandes expectativas en este libro. Es una clásico, incluso entraría más en esa categoría que en una estantería de literatura feminista. Tenía muy buena crítica por todos lados, pero pensaba que se me iba a hacer algo farragoso o lento de leer como me pasó con Simone de Beauvoir. Esto no ha impedido que me lleve una agradable sorpresa.
Los libros hay que leerlos siendo conscientes del marco histórico al que pertenecieron al menos en parte y es más importante en el ensayo. A pesar de ser un libro de ensayo al llevarte con ella en su deducción y trabajo de investigación sobre el tema no se te acaba haciendo tan denso. Virginia Woolf hace unas descripciones preciosas cuando ni siquiera es para nada es el objeto del libro. El acondicionamiento de espacios es perfecto (no he leído más libros de la autora).
A pesar de resultarme los dos últimos capítulos menos agradables y no estar de acuerdo con todas las apreciaciones del libro cuando lo he cerrado he pensado que me ha aportado cosas. Eso es lo importante después de todo.
En este libro no sólo se habla de la relación de la mujer y la escritura, la literatura y la novela, que es digamos la conclusión y el foco. Sino que para tocar ese tema es necesario rodearlo de todas las raíces de esa realidad.
En la última parte habla de la actualidad, una actualidad que ya no es la nuestra y desde entonces se podría haber escrito una continuación. Una reseña no es un lugar en el que escribir mi opinión o análisis del feminismo. No es un sitio donde poner mis ideas o conclusiones y quizás es mucho más útil leer el libro y pensar.
Realmente creo que es un libro que merece la pena leer. Por mucho que no sea actual, por mucho que ya sepas sobre el tema.