Abandonado al 26%. Avistando ya los cuarenta tacos he caído en que no, definitivamente no me gusta la fantasía ¿heroica? de grupito de héroes renuentes que se pasean por caminos perdidos y hacen noche en fondas en pos de salvar el mundo. En ocasiones hay suficiente misterio, vueltas de tuerca o buen hacer narrativo para que acabe disfrutando de la lectura, pero la cosa suele acabar en desastre insulso. Cuando empecé este libro, pensé: “ah, esto es como El lingotazo de Sergio Morán, pero con mejor comedia”. Y sí, viene a ser eso, solo que con aquel decidí aguantar el chaparrón hasta el final, pero en este me he plantado a tiempo. Lo siento, pero estos libros no son para mí: me aburren soberanamente. Y encima, tochacos sin ton ni son. ¡Camarero, a esta sopa (de piedra) le falta sal!