El libro es… raro. Desde demasiadas referencia a Dante e información sobre la mitología medieval que te lleva a perder la cabeza, pero no de una buena manera. 

Soy una gran defensora de la literatura Argentina, más que nada la autopublicada, pero creo que cuando hay algo que está errado hay que decirlo.

Una cosa que se aprende como escritor o como estudiante de letras es que no se debe subestimar al lector. El lector no es tonto, puede leer entre líneas y sacar sus propias conclusiones. Sin embargo, acá se hace todo lo contrario: se lo sobreestima, se pretende que entienda todo lo que sucede en la trama aún cuando es completamente confusa. El lore de la novela se pierde porque hay una sobre-información gigantesca; uno nunca llega a comprender a los personajes en “escena” porque no entiende que son los Anakaies, Úlfates, etc, porque nunca son explicados. No se puede presentar una historia con sus propias palabras, hechos, historias mágicas sin haber explicado su origen o significado de una manera CLARA. 

Me parece que el autor tenía muchas ideas que quería incluir en la novela, pero esto solo hizo que sean hojas y hojas de una sobrecarga agotadora. Está perfecto que el autor quiera que el lector pueda interpretar en su lectura y vaya aprendiendo a medida que lee; pero acá ya es algo incomprensible. Es imposible estar al tanto de tooooodo. 

Hay una carga enorme de intertextualidad que la mayoría de lectores nunca podrá comprender, y siendo Ian Córdoba un autor no reconocido es difícil hacer que los lectores sepan su manera de escribir y puedan estar a la par de sus lecturas para comprender sus analogías y referencias. 

No todos somos Borges.