En esta novela seguimos al detective Hércules Poirot en su viaje a Londres. Una madrugada, en la segunda noche de viaje, ocurre un asesinato en el tren. Samuel Ratchett es asesinado y hay 12 sospechosos. Poirot, junto con el doctor Constantine y el director Bouc, tomarán cartas en el asunto y descubrir quién es el asesino.

A este libro le tenía ganas hace ya un tiempo, así que me armé de valor y decidí leerlo... Y debo decir que lo devoré en solo unos días, creo que menos de una semana.

La narración es excelente, descriptiva pero no al punto que desborda, eran descripciones justas y precisas que hicieron la lectura mucho más rápida y ligera. Las interacciones entre personajes, especialmente entre Poirot y los demás pasajeros del tren, son exquisitas, sumamente ágiles, pero aún así potentes, con cada diálogo nos enterabamos de una información nueva y de cómo funciona la mente de Poirot, todo eso me enganchaba cada vez más hasta que lo terminé.

Con todos los puntos buenos ya de lado, debo decir que hubo algo que no me convenció del todo y fue el final. No me mal entiendan, la solución que Poirot dio al caso me dejó bastante satisfecho, pero, aún así, la cantidad de coincidencias eran demasiadas, hasta bizarras. Si bien, junto con la solución del caso, se explican todas esas coincidencias, me sigue dejando un sentir de que fue todo muy perfecto y que los problemas que se presentaban, que eran de naturaleza inesperada, rápidamente, en menos de lo que canta un gallo, ya estaba solucionado, así que por eso no le doy las 5 estrellas.

Sin duda estaré leyendo más de esta autora, si hay algún libro en específico que necesite leer, sean libres de dejarlo en los comentarios