Hermoso libro sobre la soledad, la familia y las raíces. Además, el autor usa la trama para reflexionar sobre las diferencias culturales entre Francia y Portugal, el primero un país de costumbres anglosajonas, más individualistas, mientras que el segundo es latino, donde la familia está muy unida y son la principal fuente de interacción social. Siendo latino, pude ver en los parientes de Simón a mis parientes, y en su forma de ser y de vivir, la forma de ser y de vivir de mi gente.
Me identifiqué muchísimo con Simon y su padre, que prefieren evitar a la familia, pero cuando por fin la ven, la disfrutan mucho, incluso si las reuniones toman giros no tan agradables.
Además de lo cálida y bien llevada que está la historia, el arte es muy bello. Sin tener trazos exactos, se las arregla para ser muy detallado, poder identificar todo lo que está pasando, identificar a cada personaje sin equivocación, aún si sólo estás viendo siluetas. Además de que los recursos de color y entintado se las arreglan muy bien para reflejar cosas que suceden al mismo tiempo, y cuando alguien está hablando en portugués y cuando en francés.
Por donde se le vea, un libro encantador. Quizá pueda aburrir a quienes buscan historias más elaboradas, o más acción. De lo contrario, completamente recomendable.