Es muy difícil reseñar o criticar a Cortázar, en mi opinión uno de los mejores escritores de lengua castellana, sino el mejor. Leer a Cortázar es como probar un sabor nuevo de helado, a veces no estás seguro que te va a gustar, pero sabes que vale la pena probarlo.
Honestamente, he leído poco de él. Un tomo con una parte de sus cuentos y este libro, pero ambos me encantaron. Es tan fresco y diferente. Es como un juego. Tanto para el lector que tiende a sonreír a medida que lee como para él, que comentaba lo divertido que era escribirlos.
El libro está dividido en cuatro partes: Manual de instrucciones, en la que se dan instrucciones como para llorar o, el clásico, subir una escalera. Ocupaciones raras, en la que habla de una familia y sus peculiaridades. Material plástico, con cuentos un poco más variados. Para terminar con Historias de cronopios y de famas, en la que se presentan estos entrañables personajes y sus relaciones.
Es bellísimo, porque comprendes el por qué a Cortázar le decían el Gran Cronopio y te das cuenta de la importancia de estos en el mundo. Su inocencia, su ternura e ingenuidad. Es un placer leer de ellos y quedas con ganas de mucho más.