Disfruté mucho conociendo a Holden Caufield, el protagonista de “El guardián en el centeno”, un adolescente con un análisis del mundo bastante peculiar. De hecho, constantemente me recordaba a “Seven” de “The Umbrella Academy”.

Holden es también el narrador de la historia y su irreverencia y espontaneidad se sienten constantemente en el estilo del autor. Su personalidad es evidente desde el principio, pues, al mejor estilo de [a:Miguel de Cervantes Saavedra|4037220|Miguel de Cervantes Saavedra|https://images.gr-assets.com/authors/1276109217p2/4037220.jpg], Holden interrumpe la introducción de la historia (primer párrafo del primer capítulo) para decirnos que no tiene ningún interés en recordar algunos momentos de su biografía. A partir de ahí, el texto se siente como un monólogo tan extenso como interminable, en el que el personaje habla sin parar, como si realmente estuviera frente a nosotros contándonos todo lo que ha vivido en los últimos días.

El manejo del tiempo de la narración es otro de los elementos que me llamó la atención, pues el tiempo ficcional es de tan solo unos cuantos días (menos de una semana); sin embargo, la sensación del lector será que ha acompañado a Holden durante mucho más tiempo.

De verdad que quedé completamente comprometido con el personaje y enganchado con su historia. No recuerdo cómo o por qué este libro terminó en mi TBR, pero estoy muy contento de haberle dado una oportunidad.