Llegué a este libro de casualidad, mientras rebuscaba en uno de los anaqueles de la biblioteca de mi universidad. La sinopsis llamó mi atención y, debido a la breve extensión del relato, decidí que le daría una oportunidad.

Es una historia bastante simple, sin muchas pretensiones, pero que avanza tranquila, sin trabas y sin resultar aburrida. A través de un lenguaje sencillo, pero divertido e irónico, el autor invita al lector a “descubrir” el mundo a través de los ojos y la inocencia de la pareja bíblica Adán y Eva, en una versión mucho más humana, inocente y satírica que la de las Sagradas Escrituras, lógicamente.

Sin embargo, los lectores deben saber que se enfrentarán a un libro en el que la mirada de Adán corresponde a una lógica masculina y, la de Eva, a una femenina. Lo menciono porque las concepciones de masculino y femenino han cambiado muchísimo en los últimos años y el autor no es ajeno al sesgo hetero patriarcal que cegó su época y tiene efectos aún en la nuestra, lamentablemente.

Un libro para leer en un día y que dejará muchas frases para la posterioridad.