Lágrimas caen por mis ojos mientras escribo estas palabras.

Siempre he creído en que el destino tiene un humor muy peculiar. Cuando empecé a leer esta novela, deseaba desconectar y leer un romance con protagonistas negros que me distrajese del mundo real, pues estaba siendo demasiado difícil.
Escogí este libro como escape. Tenía la terrible necesidad de huir de aquello que no dejaba de atormentarme.
Y en cierta manera, me he sentido un poco como la protagonista.
A ella se le aparece una mujer que le otorga esa habilidad de ver el futuro de las parejas.
Yo sentí que una fuerza invisible me atrajo a ese libro. Y creo en este tipo de cosas. Como todo esta interconectado, y que nuestras decisiones afectan a nuestro rumbo en la vida y como estas conectan con los destinos de otros. Tal vez la portada tuvo mucho que ver en mí elección. Me parecía algo fresco y una novela que realmente podía divertirme. Y lo hizo, y estaba disfrutándola.
Hasta que ves que en la ficción también hay sufrimiento.
Durante un tiempo en mi vida, creí que mi capacidad de sentir todo de forma tan intensa era una maldición. Un castigo cruel del universo para hacer que el corazón me doliese a tal punto que pareciese que estuviese a punto de romperse, pero que nunca lo hiciese.
Y eso es precisamente lo que trata este libro.
Y cuan equivocada estaba. Pues más que una maldición, es un regalo que no todos tienen.
Este libro habla de como lo importante del amor no es el dolor que pueda causarte. Sino que el amor lleva a más amor. Es una creación contante de sentimientos que va moviéndose por el mundo; que dependiendo de cada persona y circunstancia, este amor perdura para siempre o, desgraciadamente, su naturaleza caduca lleva a su irremediable desaparición.
Pero aun así, este amor perdura. Y por supuesto que puede llevar al dolor. Por supuesto que puede llevar al odio, la rabia y a desear el no haber amado nunca a nada y nadie.
Y todo estos sentimientos son la otra cara de la moneda. Son la prueba de que ese amor era lo suficiente importante para que te importará y te formará y cambiará como persona. Lo suficientemente fuerte como para temer que las conexiones que haces con la gente se rompan o cambien y que esa nueva forma te asuste tanto y sea tan diferente a la que tu conocías, que temes no volver a ser la misma persona que antes. Pero ese es el poder del amor.

Nos nutre. Nos cambia. Nos hace crecer, conocer a otras personas y nos guía por el mundo.
Vivimos porque amamos, y amamos porque vivimos.

Este libro ha aparecido en mi vida en un momento muy difícil. Perdí a mi abuelo el mes pasado. Me he mudado a otra ciudad donde estoy prácticamente sola. He perdido parte de una novela en la que estaba trabajando. Me han decepcionado. Me he cuestionado muchas veces si seré capaz de cumplir esta aventura, pero jamás me he arrepentido.

Pues a veces se trata de eso. De que el camino será difícil, incierto, y que lo importante no es arrepentirse, pues tu yo del pasado y tu futuro se sentiría bastante decepcionada.
Se trata de, como bien dice Evie en este libro: resistir.
Pues amar/vivir puede doler. Pero, ¿Acaso no es el dolor una prueba más que directa de la felicidad y todo lo bueno que te otorgó?

En un principio pensé en no recomendaros este libro. Pero creo que es un libro que todos deberían leer.
Amad. Amad con todo vuestro ser y aprovechar cada minuto. Ya vendrá el dolor y los momentos difíciles.
Pero por los cielos, amad, que es algo que no todo el mundo se atreve a hacer.
Amad y vivid.
Y vivid el dolor. Pues del dolor, vendrá más amor, y más dolor.
Y seguiréis viviendo.
Y eso... eso es todo.
Un todo absolutamente maravilloso.