Lo que comienza como una anodina novela de aventuras clásica acaba cogiendo un ritmo frenético y casi angustioso al final de sus casi trescientas páginas. Con la mezcla de elementos totalmente innovadores para la ciencia de la época de finales del XIX y un reto por la exploración del público europeo, Julio Verne nos hace viajar por media África y sufrir como lectores ante los innumerables encuentros y desafíos a los que se enfrenta la tripulación del aerostático “Victoria”.

Como decía, el arranque es algo lento y anodino. Pero más adelante encontraremos profecías científicas del autor en boca del protagonista que se han cumplido. Y también muchas reflexiones sobre el expolio del continente africano, la condición humana de intentar pisotear al más débil o indefenso, la importancia del respecto…

Una novela que quizá se hace un poco larga y, a ratos, aburrida. Pero con un toque nada despreciable de la genialidad de Verne.