A review by alaidemo
Diario del dolor by María Luisa Puga

4.0

Siempre he tenido un conflicto con leer los diarios o antologías de cartas de les autores, me preocupa invadir una intimidad que, aunque compartida (publicada) mundialmente, no hay certeza de que fuera intencionada (muchas veces se justifica con el hecho de que les autores no hayan destruido esos textos, como si antes de morir esa fuera su prioridad o si, como Kafka, su petición de destrucción fuera ignorada).

En fin, son conflictos a los que probablemente me enfrentaré cada que llegue a un libro similar y ese es el caso con Diario del dolor, pero lo que sucede aquí es que María Luisa Puga enuncia el proceso de escritura como una forma de lidiar con lo que siente, con lo que duele. Admito que no es un estilo extraordinario, ni excéntrico, ni nada; es, en realidad, muy sencillo y que no se confunda con simple, que dentro de su sencillez y cotidianeidad expresa su tristeza, su enojo, sus pequeñas alegrías, sus dudas y, finalmente, la aceptación de su enfermedad. Y es tremendo. Y abrumador. Porque poco después de terminar de escribir el diario, María Luisa Puga falleció. Me entristezco nuevamente al escribirlo, es inevitable sentir empatía con ella y olvidar, por un momento, que no hay ficción, entonces el regreso a la realidad, sin una María Luisa Puga en el mundo terrenal, resulta mucho más estremecedor.

Quiero destacar algo en este comentario gudreadiano (¿?) y es el énfasis que pone la autora en el fallo del sistema de salud mexicano, sabemos que hay excepciones, pero en general suele ser terrible debido a causas estructurales. María Luisa Puga cuenta en cierto momento que un doctor le dice que se opere, aunque vaya a quedar "un poco contrahecha", no importa, porque lo que ella hace "es escribir", nomás eso. Ahí les encargo la reducción de las personas a sus oficios, a lo que producen, sin considerar antes el hecho de que son personas que merecen calidad de vida.

En cuanto a la cuestión escritura-dolor, no quiero idealizar nada, eso de que es necesario sufrir para escribir no es verdad (justo hoy vi que Nora de la Cruz tuiteó ese amable recordatorio), pero también pienso que abundan los libros dolorosos y tristes por sobre los felices, aunque definitivamente hay matices en ambos y de nada sirve polarizar. No sé si algún día experimentaré un dolor como el de María Luisa Puga, ojalá no -suspiro nerviosamente-, por ahora sólo lo conoceré mediante ella y otras (a la par de este libro, leí La ridícula idea de no volver a verte, no sé por qué, pero al parecer ando muy experimentadora de dolores ajenos). Pero de algo tiene que servir el dolor, hay que encontrarle sentido para no perder los estribos porque a veces un "así es la vida" no basta. Entonces, María Luisa, así como dijo Rosario Castellanos: el dolor te ha hecho eterna. Y las palabras, tus palabras, también. Y las lectoras te leemos y te abrazamos, eternamente también.