A través de capítulos breves que recuerdan a los cuadros costumbristas de Palma o de Matto de Turner, Garciarosales rescata y revaloriza a los cullucaras, un personaje característico de la tradición andina que ha sido poco estudiado y considerado en la producción de ficción nacional. Sus textos son sencillos de leer y suelen recurrir al humor para concluir sus cortas historias; sin embargo, algo que me hizo mucho ruido es el machismo que impregna, prácticamente, todos los relatos. Si bien el texto fue originalmente escrito a finales de los 90s, creo que, en esta edición, hubiera sido bueno revisar algunos detalles o, por lo menos, poner una nota aclaratoria del autor. Entiendo, por lo que he leído en “Entre caretas y cullucaras”, que el universo al que se apela tiene estas características y que, si se le quiere narrar, se debe abordar también lo positivo y negativo, pero creo también que, al hacerlo desde la época actual, hay planteamientos que deben hacerse desde miradas críticas que inviten al cuestionamiento y a la reflexión. Es urgente y necesario.