Una de mis mejores lecturas en lo que va del año. Llegué a este libro gracias a una reseña negativa en la que alguien por redes sociales puso algo así como "compré este libro en la sección queer de la librería pensando que era un romance más, pero resultó ser un libro de terror con personajes viejos". ¿Personajes adultos? ¿Terror sáfico? Eso es justo lo que yo quiero leer.

Y aquí estoy.

La historia es triste, está cargada de una melancolía constante que nos hace entender desde el inicio que este no es un libro feliz. El libro sigue a Miri y a Leah, dos esposas que narran en primera persona desde dos líneas temporales diferentes.

Leah es bióloga marina y es enviada en una expedición en submarino en la que "algo" sale mal, pero no sabemos muy bien qué es o cómo explicarlo (además de que sería spoiler). Ella narra todo el proceso de la travesía.

Miri narra desde el presente, luego de que su esposa regresara del viaje muchos meses más tarde de lo acordado, después de casi medio año de no tener noticias suyas ni de la empresa para la que trabajaba (que ha desaparecido del mapa). La Leah que ha regresado no se parece en nada a la que se marchó, más allá de su apariencia y tiene actitudes sumamente preocupantes.

Ambas líneas de tiempo se van uniendo poco a poco mientras comprendemos lo que ocurrió con Leah y con sus colegas en el fondo del océano.


Yo no sé qué libro habrá leído la persona que hizo esa reseña negativa que yo vi, pero esta es una de las novelas más románticas con las que me he topado en mucho tiempo. El cariño y la devoción que se tienen Miri y Leah al hablar una de la otra, al recordar y narrar su vida juntas es simplemente bellísimo. Hay un romance muy profundo, un lazo sumamente fuerte al que ambas se aferran para mantener la cordura durante toda la novela.

No puedo dar muchos detalles de lo "extraño" que sucede porque les arruinaría la sorpresa, así que solo me queda recomendar la novela. No sé si existe en español.

Le puse 4 estrellas en lugar de 5 porque hay un par de temas que para mí eran sumamente importantes y que deberían tener un cierre, pero que no lo han tenido. En general, esto no me molesta porque en la vida siempre quedan cabos sueltos. Aquí, no obstante, sentí que el vacío no era intencional, sino que a la autora no se le ocurrió como explicar ciertos asuntos. Quizá estoy equivocada, pero es mi única queja y ya lo entenderán al acabar la lectura.