Un libro infantil que va de menos a más en la intensidad de sus historias. Me gustaron las referencias a autores clásicos y que todos los protagonistas de los cuentos fueran más bien desagradables y no los típicos niños súper buenos, puros y bien portados que vencen al mal. Incluso Robert, quien es el hilo conductor del libro, es un chico más bien sangrón. Mi historia favorita fue "La hermana Verónica" sobre una monja cruel a la que le espera un destino macabro. En segundo lugar me quedo con "El niño de los susurros", un relato sobre muertes misteriosas ligadas a un ser "fantasmal". Este es el tipo de libros que hubiera amado cuando era niña. Puntos extra por las ilustraciones de David Roberts que me hicieron pensar en el estilo de Edward Gorey.