¿Es el protagonista de esta novela más bien corta el cretino más grande que nunca haya protagonizado una novela de vampiros? Estoy dispuesto a apostar a que sí. Cómo lo odio.

Javier vuelve a trazar una historia breve, enérgica y sorprendente, porque además se atreve a tratar de imaginar cómo el primer confinamiento por COVID podría haber afectado a los vampiros de Tenerife. Artur, el protagonista de la anterior novela, vive de modo independiente con un pequeño grupo de sirvientes mortales cuando todo se va a la mierda, y además estalla la pandemia. Artur se deja llevar bastante por los acontecimientos, tomando decisiones cuando ya no puede demorar más y, a menudo, cuando sólo queda una opción.

En una época y género que a menudo parece valorar el tocho por el tocho, agradezco mucho a un autor que puede plantear una historia completa en menos de 200 páginas y hacerlo bien. Este es un ejemplo